Mi
madre falleció, tiempo de Covid. Eran 31 de marzo del 2020. Ahí comenzó un
nuevo periodo. Me tuve que quedar en Madrid hasta que pude salir de esa, mi
ciudad de nacimiento. Desde hace treinta años vivo en Coria, Cáceres. Aquí
empecé otra vida, las marionetas siempre me acompañan y en tiempos de estado de
alarma…más. Cuando llegué a casa, después del fallecimiento y por no sucumbir
en la tristeza, periodo de luto, me puse a trabajar como si algo más fuerte que
yo no me dejara parar. Era una fuente de creatividad. Hice una serie de
muñecos, los descendientes de la familia Chipirón, que al estar confinados se
reprodujeron en un tris- tras, en siete u ocho hijos. Estos no tenían televisión
para entretenerse…así que hacer el amor fue su salvación. Nacieron unos cuantos
churumbeles que al poco tiempo les puse una mascarilla, por eso del contagio. Ya
no te podías tocar ni abrazar, ellos al ser familia sí.