Me voy dejando llevar por mis sueños y los hago realidad. Como una mujer madura, con ganas, brío y energía, tomo mi trabajo de actuar, da lo mismo el lugar… siempre que haya gente con ilusión de compartir ahí estoy yo.
Los muñecos me hacen retomar la calle, las plazas de los pueblos, la gente, los niños y niñas que corren y juegan.
En la calle hay color, vida, movimiento y me dejo llevar. En cuanto saco una marioneta y me anuncio, los niños y niñas vienen a mí. Y me digo… “¡Ya tengo público!” ese momento es mágico y me emociono.
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